martes, diciembre 09, 2025

LA HUELLA DE EDGARDO HENRY RÍOS EN COPIAPÓ

EDGARDO HENRY RÍOS
 

El recordado profesor universitario Edgardo Henry Ríos tenía toda su familia en Penco. Sin embargo, de los Henry pencones era don Adrián a quien la gente local ubicaba más. Vivía en una linda casa quinta en la calle Membrillar, en el cerro, casi al llegar a Penco Chico. El profesor de la Universidad de Concepción, de la U Austral de Valdivia y de la U de Atacama visitaba con frecuencia a don Adrián y al resto de su parentela. Es decir, Edgardo Henry conocía Penco al revés y al derecho.
    En la U de Concepción se desempeñó como docente en la Escuela de Periodismo donde impartía el ramo de Redacción Periodística, en los sesentas. Generaciones de periodistas egresados de esa facultad lo recuerdan con respeto y reconocimiento por el gran aporte que para ellos significó su asignatura, una materia fundamental en la carrera: escribir correctamente.
   Don Edgardo vestía con elegancia, un bigote fino bien cuidado, zapatos lustrados. Se esmeraba por todos los detalles de su presentación personal. Tenía un ayudante de cátedra, quien también era profesor de castellano, Alfredo Barría. Para sus clases, el señor Henry seguía el formato de la academia decimonónica y que era el siguiente: Se presentaba puntual a su clase según el horario. Los alumnos, todos sentados en sus puestos. Henry y Barría salían de la sala de profesores para dirigirse al aula. Barría llevaba el libro de clases e ingresaba él primero a la sala. Henry esperaba afuera hasta que su ayudante cumpliera con las exigencias previas de rutina. Barría pasaba lista y una vez hechas las anotaciones, regresaba a la puerta, la abría e invitaba al profesor titular a que entrara y sólo entonces comenzaba la clase formal. Henry no hacía ruido, hablaba pausamente en un tono de voz no elevado. Algunas veces dejaba caer una broma liviana y sonreía con malicia. Educado, respetuoso, un hombre de buenos modales.
    Junto con ejercer la docencia, el señor Henry trabajó a lo menos en un par de publicaciones. Para la profesión periodística, escribió un ensayo muy interesante en la revista Atenea de la U penquista titulado Periodismo y Literatura. El texto presenta ideas novedosas, y las desarrolla con ejemplos, de por qué el periodismo es literatura, por un lado, y por qué no, por otro. Es un planteamiento dialéctico sobre ese tópico con final abierto. Y una segunda publicación suya es un libro: Poemario Familiar. Alguna vez, ya pasado los años y luego de estudiar su árbol genealógico, el profesor constató que en la familia había muchos miembros que escribían poesía, no porque fueran poetas sino porque les brindaba placer crear versos para ellos mismos. Así nació el Poemario. Y entre los Henry no sólo había poetas-puertas-adentro, sino que también había miembros con otras inclinaciones artísticas como músicos y pintores.
    El profesor Henry falleció en Copiapó. No sé que alguna vez haya expresado algún deseo particular por instalarse en esa ciudad. Pero, todo indica que quizá deseaba terminar sus días en la capital de Atacama. Teniendo en cuenta mi gran amistad con Juan Espinoza Pereira, también reconocido docente de Copiapó, le solicité si podía él conseguir información del señor Henry de sus últimos años en esa ciudad nortina. El profesor Espinoza, un ex vecino pencón, atendió mi inquietud, indagó y llegó donde el historiador Vidal Naveas, quién conoció a Edgardo Henry. Él a su vez investigó en internet, habló con otros historiadores copiapinos y revisó su abundamente acopio bibliográfico. Finalmente le entregó a Espinoza un reporte, que es el texto que agregamos a continuación. [Gracias profesor Espinoza, gracias señor Naveas].

EL PROFESOR EDGARDO HENRY RIOS

Por Vidal Naveas, desde Copiapó.

El señor Henry Ríos fue un destacado profesor, un maestro de la redacción, ortografía, gramática y la precisión lingüística. Un caballero por donde lo miren por su pulcritud y dedicación. Metódico, unía en sus clases la sencillez con el humor y la rigurosidad con la simpleza y la exigencia. Así dice su presentación en la revista de periodismo de la Universidad de Concepción. Desempeñó labores de docencia académica en la Universidad Austral de Valdivia, Universidad de Concepción y Universidad de Atacama, en Copiapó. Es el señor Henry autor de un poemario familiar muy desconocido y que fue lanzado en Copiapó, bajo el alero del SEA, Sociedad de Escritores de Atacama, entidad a la cual pertenecía.

    A raíz de lo señalado, el historiador más importante del Siglo XX en Atacama, Oriel Álvarez Gómez, dice en una publicación del 13 de febrero de 1992, en el diario Atacama de Copiapó –que Edgardo Mario Henry Ríos, es proveniente de una acentuada familia artística, donde hay pintores como su hermano Pedro León, radicado en Francia y poetas, como Cristóbal Fasce Henry, su sobrino y académico de varias universidades de América–, lógicamente esta vena artística viene de sus padres Ernesto Henry y Lucila Ríos, quienes también practicaban la poesía y componían canciones folclóricas.

    Uno de sus alumnos –el destacado poeta copiapino, Eduardo Aramburu García– señala que Henry Ríos era un personaje muy cercano, de mucha piel, pero exigente en su labor como educador. Dice también Eduardo, que fue profesor guía de su tesis, la que versó sobre el Cuento Minero de Atacama.

    El destacado periodista, folklorista y humorista copiapino, Ernesto Pluto Saavedra, fallecido a muy temprana edad y de un cáncer fulminante, dice en el diario Chañarcillo, que el Poemario Familiar fue lanzado el sábado 28 de diciembre de 1991 y está compuesto por 139 poemas, donde participaron 19 personas, todos ellos integrantes de la familia.

    El libro fue prologado por el poeta Tussel Caballero Iglesias y cuenta con 240 páginas. Participó como editor de los libros su sobrino Cristóbal Fasce Henry. Edgardo Mario Henry Ríos, nació en Concepción, sus padres fueron Ernesto Henry y Lucila Ríos.

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COMENTARIO: Qué bien que se reconozca la obra (y vida) de los profesores, los cuales forman parte de nuestras vidas. ¿Cuánto me costaría encontrar datos para recordar su obra en mí? Los recuerdo a todos y agradezco haber sido alumno de ellos. Profesor [Espinoza], gracias a usted por hacerme parte de esta leyenda, que fue don Edgardo. (Vidal Naveas).

    

miércoles, noviembre 26, 2025

UN VERANO EN PENCO A LA RENOIR



La primera pintura de este tríptico corresponde a La Banda Alegre, de René Xavier Prinet (1907), que clasifica en el género del impresionismo tardío. El óleo sobre madera se inspiró en un verano de las playas de la Normandía. Al medio, tenemos la fotografía en blanco y negro, publicada por la revista Zig-Zag. Es una escena en la playa de Penco, en el verano de 1909. Jóvenes turistas caminan alegremente por la arena con las típicas tenidas de la época: sombreros, vestidos largos de algodón de colores claros y sombrillas. Al fondo se divisa el muelle de CRAV, desaparecido, y a la izquierda, la silueta de las bodegas que entonces se levantaban en la calle Talcahuano junto a la línea del ferrocarril. La foto deja de manifiesto la intención del autor. Construyó la composición gráfica pensando, sin duda, en las pinturas francesas impresionistas de finales del siglo XIX. Si él hubiera tenido un rollo de película en colores (que para entonces no existían), su foto pudo evocar con mucha fuerza un óleo de Renoir o de Monet. Sin embargo, el modelo aquí calza más con Prinet, maestro de la Belle Époque. La imagen de abajo es una reproducción de la foto coloreada y trabajada con inteligencia artificial que resalta lo que hemos dicho. 



 

domingo, noviembre 23, 2025

LA CUECA DEL CAJÓN DE AZÚCAR

UNA RAMADA TÍPICA EN LIRQUÉN

 Hace unos días, en una conversación, un viejo amigo de Penco me recordó el chispazo de imaginación que tuvo un vecino nuestro de aquellos años y que expondré más adelante. El caballero era de apellido Gajardo y trabajaba en Fanaloza. Lo recuerdo perfectamente porque usaba una boina algo extraña. Junto con su labor en la industria, para agregar unos pesos al ingreso familiar, el señor Gajardo instaló en su casa un taller de reparación de radios. Sin duda él tenía conocimiento acerca de los circuitos radioeléctricos de los receptores anteriores a la llegada del transistor. Por entonces las radios funcionaban con tubos de vacío para tareas como amplificar las señales de radio, modularlas, hacerlas audibles, etc. Bueno, cuento antiguo. A su casa llegaban clientes con sus radios maltrechas para que el señor Gajardo se las reparara. Un tubo quemado. Dos tubos quemados. Él hacía los reemplazos y las radios quedaban funcionando como nuevas.

    Como el señor Gajardo era inteligente y rebuscaba de dónde obtener más dinero para él y su familia, en un mes de mayo allá por los años 50, me recordó mi amigo que cité el inicio, se le ocurrió instalarse con una ramada para el 18. Eso es harto trabajo pero la recompensa suele ser importante. Sus hijos se pusieron a sus órdenes para avanzar con los trámites, las autorizaciones, etc. Y he aquí, la esencia de esta historia. El señor Gajardo quiso que su ramada tuviera música fuerte. Para ello, su idea era incorporar modernos equipos de audio (que no tenía). Pero se las ingenió. 

    Las ramadas de esos años usaban bocinas para difundir la música. Sin embargo, el señor Gajardo tuvo otra idea, bastante más barata a la vez que futurista. Se puso a fabricar amplificadores, apelando a sus conocimientos de radio. Simplemente usó cajones azucareros, que empleaba la Refinería para envasar sus productos. Se consiguió varios a los que les hizo agujeros circulares en la base y les ajustó parlantes de las radios en reparación. Hechas las conexiones alámbricas con una tornamesa los cajones reproducían las pistas de los acetatos con música popular. Su ramada dio que hablar por la novedad de los altoparlantes, que muchos hallaron ridículos. Aún así los cajones resultaron menos chillones que las estridentes bocinas. Los cajones azucareros permanecieron colgando en lugares estratégicos de la ramada a la entrada y en torno a la pista de baile todas las jornadas de fiestas. Al ver tanta creatividad dieciochera, algún compositor popular quizá tuvo la idea vaga de escribir la cueca del cajón de azúcar. Pero, por último movió la cabeza y esbozó una sonrisa de incredulidad.

sábado, noviembre 22, 2025

LA REVISTA MODELO DE LOS TRABAJADORES DE EX CRAV

Texto de Jaime Robles Rivera, presidente de la Sociedad de Historia de Penco, publicado en FB.

Hace 87 años…!!!

Un día como hoy, el 22 de noviembre de 1938, nace a la vida pública la emblemática Revista "Pan de Azúcar", editada por el Centro Deportivo y Cultural de la Refinería de Azúcar CRAV, Planta Penco.

Uno de sus impulsores fue Alfonso Olave, quien 4 años más tarde, en 1942 sería uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Penco, como su primer Superintendente.

Este medio de difusión tan recordado en Penco, tuvo una vida con algunas intermitencias.

Un primer periodo va desde un día como hoy, el 22 de noviembre de 1938 con el ejemplar N°1, hasta junio de 1948 con el ejemplar N° 70, impreso en los Talleres Tipográficos del Colegio Salesianos de Concepción.

Posteriormente vuelve a circular el año 1956, como periódico mensual, registrando el N° 88, hasta el año 1961.

Después cambiará de nombre, se llamará “Nuestra Crav", circulando hasta el cierre la empresa azucarera en abril de 1976.

En total cerca de 150 ejemplares, entre ambas denominaciones, que fueron publicados bajo la dirección de ilustres refineros de antaño, como Enrique Puentes, Manuel Palma y Guillermo Maldonado.

"Pan de Azúcar "

"Nuestra Crav"

Patrimonio de Penco y nuestra gente.



lunes, noviembre 10, 2025

LA CUARTA REVOLUCIÓN ATACAMEÑA: EL TRANSPORTE ELÉCTRICO

MODERNOS BUSES ELÉCTRICOS en las calles de Copiapó.
 

Texto y fotos: Juan Espinoza Pereira, docente, desde Atacama.

A partir de octubre de este 2025, en Copiapó se produce una cuarta revolución social e histórica en esta zona(1) de Atacama. Las tres revoluciones anteriores las despliego más abajo en el texto. Esta vez el cambio está asociado al desarrollo tecnológico, alejado de la guerra, las armas, las muertes y los dolientes, que caracterizaron a las revoluciones que precedieron. La de hoy se relaciona con el bienestar de los vecinos de la ciudad. Se trata de la incorporación de la electromovilidad en el transporte público. Anteriormente por las calles de Copiapó, el movimiento de personas se hacía en taxis colectivos de manera obligatoria y también por la búsqueda de alguna comodidad. En Penco, por ejemplo, están los taxis negros con una ruta específica y compiten por captar pasajeros con los buses Ruta del Mar y Ruta las Playas. Este sistema de transporte de un alto coste para las familias, los estudiantes y tercera edad ($ 1.000 el pasaje, aunque la persona sea movilizada un par de cuadras).

   El nuevo sistema copiapino de buses, con capacidad para 60 pasajeros, donde 25 de ellos pueden ir cómodamente sentados, no tiene nada que envidiarles a las grandes ciudades europeas: buses con un sistema de pago a través de tarjeta recargable, cuenta Rut, cuenta bancaria en general; puertas con acceso universal, asientos especiales para personas con discapacidad así como tercera edad, se permiten, perros para personas con limitaciones visuales, niños(as) TEA, etc. Tienen aire acondicionado con la temperatura interior entre 20° a 24° (cuando la sensación térmica exterior bordea los 30° a 35°), red wifi gratuita y pasamanos de todo tipo. Cada bus es sanitizado al momento de iniciar su recorrido. Considerando que Copiapó es una ciudad que tiene un ritmo de vida diferente a las grandes urbes, donde todo el mundo corre para llegar como si fuera la última carrera y donde las personas sólo quieren ganar tiempo" (2) sin saber para qué. En esta ciudad el movimiento de las personas es cansino, el tiempo aquí es resignificado, es decir una hora copiapina no es la misma que una hora santiaguina o una hora penquista, por ejemplo. Quien necesita trasladarse sólo tiene que esperar en el paradero correspondiente y una vez que llega el bus y esté detenido se abrirá la puerta para abordar.


    La revolución a la cual asistimos llevará a modernizar algunas conductas: a través de una aplicación en el celular se puede saber cuánto falta para que llegue el bus al paradero y cuánto tiempo le tomará para llegar al destino deseado. Ni hablar de los precios de los pasajes. Una persona que gastaba $ 80.000 mensuales en transporte para ir a su trabajo o, un estudiante $40.000 mensuales para llegar a su casa de estudio, se ahorrará hasta un 60% al mes. Sin lugar a dudas, esta cuarta revolución va en directo beneficio de los usuarios. Un amigo me comentaba que fue a esperar a un geólogo inglés que llegaba a Copiapó directamente desde Londres y lo condujo hasta su hogar en transporte público, el british asombrado y por largo rato exclamaba: “wow, wow, oh my gosh!”. Nunca imaginó que en el desierto de Atacama el transporte público era similar al de London.


    Consecuencia sociológica: las personas han empezado a conversar mientras se transportan, ríen y observan la ciudad, ahora con una perspectiva diferente; el respeto irrestricto hacia las personas de la tercera edad (incluye estudiantes) se deja ver muy prontamente; aunque la puerta del centro del bus esté abierta, los pasajeros no suben, sino por donde se paga y, si por fuerza mayor debe hacerlo, muy rápidamente se dirige hasta la entrada para pagar (digno de imitar en Santiago). Algo muy característico del copiapinos es el saludo, lo cual se hace al momento de ingresar a un bus, una oficina o una tienda, esto se sigue manteniendo; cuando se llega a destino es agradable escuchar la expresión de “gracias” dirigida al chofer y si éste es de origen copiapino responde con un: “que tenga un buen día.”

   ¿Y qué ha pasado con los medios de comunicación que no han puesto en pantalla esta revolución en Copiapó? ¿Se habrá enterado el resto del país? Recordemos, es la única ciudad de Chile que cuenta con un sistema de transporte público completamente eléctrico, hecho que permite tener una baja significativa en contaminantes y quizá la única en Latinoamérica. Algunos medios informativos electrónicos han escritos algunas líneas sobre lo que se ha narrado acá, la televisión escasamente le ha dedicado alguna nota de lo gratificante que está ocurriendo en este oculto norte. Por eso desde este blog de Penco destacamos el logro copiapino. Esta cuarta revolución no está aún documentada, quizá sea porque no está teñida de sangre.

    Sin embargo, tienen esa impronta las tres revoluciones sociales que anticipamos al comienzo y que ocurrieron acá. Esos movimientos han estampado su sello de tristeza a Atacama, que no son bien mirados en la perspectiva del tiempo y que muchos quieren acallar. A pesar de los voluminosos aportes que esta zona del norte ha hecho al país, incluso desde antes de la república, permanecen silenciados intencionadamente por la cultura oficial de tipo eurocentrista, donde la zona centro-sur (hasta el Biobío) es lo más importante. El resto se considera periferia tributaria del centralismo. Pero, la política de instaurar servicios de buses eléctricos, que hemos expuesto, sería una señal de que ese sentimiento está cambiando.

    De todas manera, es necesaria una revisión objetiva de los hechos del pasado para develar y puncetear a los cronistas oficiales por las omisiones y tergiversaciones de la historia real que los hace cómplices. Así, el curriculum nacional no atiende la historia en escuelas y liceos. Lo que ocurrió acá en el siglo XIX fue lamentable. Veamos un resumen de eso que está en los archivos:

Revolución Obrera de 1851, los obreros de las diferentes minas de Chañarcillo (inicio 1832), después de 20 años de explotación y humillación en particular los mineros del pueblo Juan Godoy–, se levantaron ante los empresarios con el fin de lograr mejoras de los salarios, de las condiciones de vida: acceso al agua dulce, comida fresca, y no en estado de descomposición, y una escuela laica, entre otras necesidades. Los obreros empuñando picotas, palas y palos se enfrentaron a capataces, guardias y rifleros comprados por los empresarios mineros para reprimir (Gallo, Vallejo, Matta, Edwards, Ossa, Subercaseaux, entre otros). Los trabajadores marcharon hasta la misma Intendencia de Copiapó y se la tomaron en apoyo a sus demandas. La respuesta: fueron masacrados por el Intendente de Atacama, el gran José Joaquín Vallejo, quien posteriormente fuera homenajeado como el padre del periodismo en Chile, aunque ante el temor de la revuelta, cobardemente se embarcara en Caldera en una goleta y diera la orden desde alta mar de aplastar el levantamiento.

Revolución de 1859, llevada a cabo por la burguesía local encabezada por Pedro León Gallo, empresario minero y, quienes se oponían a pagar impuestos en la capital, mientras Atacama sufría la pobreza y el nulo progreso del que disfrutaban Santiago y Concepción. Con la riqueza que habían acumulado durante años (mañosamente señalan algunos historiadores), formaron el Ejército de los Constituyentes, quienes después de haber sido bendecidos por el Presbítero Bruno Zabala Fredes (empresario minero al mismo tiempo) marcharon hacia la capital para tomar el poder, “apoyados supuestamente por Concepción”. Estos últimos abandonaron la idea y permanecieron bajo el orden establecido por el gobierno; a diferencia de los atacameños, que prosiguieron avanzando hasta Santiago. Sin embargo, al llegar a La Serena fueron traicionados y vencidos por el gobierno de Manuel Montt, siendo Atacama golpeada duramente y calificada como “revoltosa”, “problemática”, “peligrosa” y “demandante.

Revolución de 1891, encabezada por la burguesía apostada en el Congreso Nacional. La casta veía en el gobierno del Presidente Balmaceda un peligro para sus intereses. Luego de su muerte, eliminaron las medidas que favorecían a las clases populares. De ese modo Atacama sufrió todas los dramas que desencadenó el gobierno local instaurado con muertes, relegaciones y expulsiones de personas que adscribían al gobierno balmacedista. Un ejemplo claro es el puerto de Chañaral, donde los pescadores y mineros locales fueron obligados a abandonar el pueblo por orden de Malaquías Concha (un lirquenino no debiera sentirse orgulloso de este personaje maquiavélico, asesino y que hoy una calle lleva su nombre). Se produjo una diáspora, balmacedistas tuvieron que huir internándose en el desierto de Atacama para salvar sus vidas.

    Estas tres revoluciones atacameñas están ampliamente investigadas y documentadas(3) con estudios de calado profundo, desmenuzando la participación y las intenciones de los actores de la época, así como se iba configurando la organización social-política de Atacama y el país. Los gratos aires de la modernización que testimoniamos hoy no mitigan en la memoria el dolor por aquellas injusticias.

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  1. En el texto he reemplazado el concepto de Región, ligado a la dictadura militar chilena, donde se le entregaba a un general una región militarizada para someter a un enemigo inexistente. 

  2. Sugiero ver la interesante película “El Precio del Mañana.” 

  3. Gabriel Zalazar, Milton Godoy, Ernesto Bohoslavsky, Guillermo Cortés, Arturo Volantines, Jorge Ibáñez y, hasta un documento espurio de Sergio Villalobos, entre otros. 

domingo, octubre 26, 2025

DERROCHE DE COLOR Y VIDA EN EL DESIERTO DE ATACAMA

IMAGEN CAPTADA POR EL FOTÓGRAFO PAULO OLIVIER HANSHING.


Por Juan Espinoza Pereira, docente, desde Atacama.

En estos últimos años los medios de comunicación, tímidamente, han visibilizado ciertos aconteceres que son propios del norte, únicos e irrepetibles como el desierto florido de Atacama. Digo único, aunque en USA y Australia, así como en Perú también se produce este fenómeno, con la diferencia que para ellos es anual, a diferencia de lo que ocurre en esta parte del país, que deben darse ciertas condiciones para que se produzca la maravilla de la naturaleza: 30 a 40 mm de lluvia, dicha agua debe caer entre junio y julio y que la temperatura no debe exceder a 30° durante el proceso de germinación. Este año 2025 convergieron todas las variables para que la humanidad se admire de la naturaleza, y de paso de Atacama.

    Esta germinación de vida y colores se produce entre el norte de La Serena, Vallenar y Copiapó sólo por el borde costero hasta la carretera 5 norte, que es el lugar donde los viajeros se sorprenden al ver cómo la vastedad desértica a la cual estaban acostumbrados, comienza a tener colores y olores diferentes. El sector de La Serena no es tan atractivo ya que los cerros y planicies costeras están pobladas de vegetación xerófita verde durante todo el año; no obstante, es en Atacama donde todo sorprende, pues el desierto deja de serlo gracias a aquellas semillas que aparecieron en el cretácico (160 millones de años atrás) y se reproducen hasta nuestros días para brindarnos un espectáculo emocionante cada 5 a 10 años, hasta las nuevas lluvias. El lugar más apreciado para visitar, es el Parque Nacional Llanos de Challes, por su variedad de flora (orejas de zorro; añañucas rojas, amarillas y blancas; garra de león, lirios, canutillo, otros.)

OREJA DE ZORRO

    Quienes hemos sido acogido en esta maravillosa Atacama, no dejamos de sorprendernos ante estos vegetales que se nos ofrecen a nuestra vista, caracoles que estuvieron en latencia por años, ahora pululan por cerros, rocas y arenales intentando reproducirse para la próxima temporada; insectos que escasamente se aprecian ahora rodean a las personas como para decirles “aquí estamos nosotros, existimos;” conejos, liebres, culebras, zorros y enjambre de abejas que han viajados kilómetros para pedir prestado un poco de ese néctar para producir una de las mejores mieles del país que se produce en el Huasco (libre de varroa) y ni hablar de ese hermoso Guanaco que habita en la zona y tiene tanto que enseñarle a los seres humanos (el más fuerte siempre protege a la manada, los recién nacidos jamás se les abandona, el macho busca los mejores pastos para la manada y no solo para él, cuando uno de los integrantes va a morir, no se le abandona se le acompaña hasta que inicie el viaje). Tal vez por eso, es que grupo de investigadores (especialmente de Japón) están durante toda la temporada durmiendo, respirando, investigando este desierto florido con sus formidables instrumentos para captar cada momento en que se produzca algo que amerite ser investigado; familias europeas viajan grandes distancias para enseñarles a sus hijos(as) lo maravillosa que es la naturaleza, todos con un respeto irrestricto hacia cada milímetro de desierto florido, verlos caminar es como si lo hicieran sobre papel de arroz que no se destruye.

    Visión y actuación diferente a los connacionales, los arribistas de este “chilito” que se quedaron pegados en el mercado inmisericorde donde prima el tener y no el ser, donde el yo es lo único que importa olvidándose del nosotros, de la comunidad porque huele a comunismo. Así es como se pueden ver a “motoqueros”, “jeeperos” y enajenados en automóviles transgrediendo las normas del cuidado de la naturaleza, fotografiándose sobre la frágil floresta atacameña, cortando flores pisando y destruyendo semillas que han repetido este proceso por 160 millones de años, pero luego de su destrucción no serán más. Una planta aplastada, cortada, destruida desparece por siempre. Es probable que la señorita sea hermosa y posa con una amplia sonrisa para su selfie, pero ella no puede competir con flores que han estado por siempre ahí, es probable que el jovencito quiera probar su última adquisición tecnológica-mecánica, pero la flora no requiere probar nada, sólo es.

    ¿Por qué esta conducta de destruirlo todo? No es solo por ignorancia, sino la ausencia de narraciones sobre la naturaleza, del entorno. Narrar es desarrollar una historia sobre una realidad y, que entrega una identidad a las personas y crea el sentido de comunidad, de pertenencia. Entonces, la narración permite que el entorno tenga sentido y, es precisamente, de esto lo que adolecen las personas que vienen a Atacama a destruir esta maravilla natural, no se ocupan de escuchar los relatos del desierto florido, solo están por la inmediatez de una foto para subirla a sus redes sociales y decir: “yo estuve allí,” pero con la ausencia del asombro, la reflexión del por qué este fenómeno.


    Una añañuca pisoteada, es una juvenil indígena diaguita enamorada y engañada, que se fue al desierto para morir de pena y, cada cierto tiempo renace con la esperanza de encontrar a su amado; pisoteada es su muerte para siempre. La garra de león, no son más que una señal que ese lugar fue y es habitado por leones, por lo tanto, hay que alejarse de ahí, pues agazapado sobre un montículo puede saltar sobre su presa, incluye humanos. Esto fue y es contado por abuelos que viven alejados de las ciudades, en majadas y transfieren estos relatos a sus hijos, nietos y personas curiosas que se interesan por las narraciones. Que curioso que los europeos y asiáticos tengan estos relatos; ellos vienen no sólo por interés científico, sino que vienen a corroborar las historias que escucharon en sus países de orígenes. ¿Y los chilenos? Ni lo uno ni lo otro. Nosotros, pencones de nacimiento, pero atacameños de adopción y corazón, cada vez salimos a las praderas floridas, no nos queda más que maravillarnos de la naturaleza, ver a las niñas diaguitas esperanzadas, a los leones sobre los cerros y los zorros tras los guanacos. Todo hermoso por unas semanas en esta hermosa Atacama.
    ¡Un abrazo a la distancia para todos!
UN GUANACO fotografiado en el sector El Relincho.





domingo, octubre 19, 2025

DE LA CONQUISTA EN PENCO A UN BUSTO DE PRAT EN JAPÓN


LA HISTORIA OBLIGA

Por Abel Soto Medina, Aficionado de la Historia

La Historia obliga, bien podría ser el título de esta pequeña nota… Todo sucedió por una invitación del presidente de la Sociedad de Historia de Penco, Jaime Robles, a una charla de historia, acerca de los tiempos del Conquistador en esta zona, y basada en las versiones de Alonso de Góngora y Marmolejo, que escribió la Historia del Reyno de Chile, que abarcaba el período de 1536 al 1576. Además de Pedro Mariño de Lobera cuyos escritos fueron publicados poco antes de su muerte el año 1598. Sin embargo y que no fue tema de la conversación, existe un tercer cronista, que apenas 15 años después de la llegada de Valdivia, él ya había escrito Relación Copiosa del Reyno de Chile en 1558.

     Toda la charla fue muy rica en conocimientos. Pero, por sobre todo por el análisis de los diversos puntos de vista que tenían tanto De Góngora y Marmolejo como Mariño de Lobera respecto del tema de la Conquista. El expositor Iram Espinoza manejaba muchos antecedentes de esos acontecimientos, hecho que enriquecía su apreciación de lo escrito por ambos personajes históricos, más aún si ellos fueron soldados que estuvieron en la Conquista con Valdivia. Mis felicitaciones por la charla, y como en todo orden de cosas, siempre hay algo que queda.

     

BUSTO DE BRONCE del Capitán Prat en Japón.

    Una vez finalizado el evento, en seguida surgió otro tema: la figura de Arturo Prat Chacón. Jaime Robles trajo al tapete de la conversación que existe un busto del héroe chileno en Japón. Allí comparte honores con el almirante japonés Togo y el almirante inglés Nelson. El tema a decir verdad no me pilló tan desprevenido, algo sabía al respecto, lo que no estaba en ninguna parte de mi mente, fue que la revista Pan de Azúcar de CRAV incluyó este relato en una de sus ediciones de 1966 y transcribió un artículo de una revista naval japonesa al respecto. El siguiente texto es parte de la nota:

     «Numerosos barcos extranjeros han visitado mi país, pero nunca he oído o visto uno que haya llegado con tan alto espíritu, tanta disciplina y voluntad a un puerto japonés en nuestra milenaria historia como el buque escuela chileno “Esmeralda”»Estas frases cierran el artículo citado de la visita de la nave chilena al Japón. Dicha nota fue escrita por el oficial Sadao Imoo y publicada en la revista del Círculo de Oficiales de la Marina Japonesa Suiko.

     Todo esto acontecía en la mañana del 27 de mayo de 1966, aniversario de la gesta del almirante Togo, donde la Esmeralda llegaba para rendir honores. Más aún, el redactor Sadao Imoo expresa que el nombre Esmeralda, les trae a ellos los marinos japoneses, un recuerdo en la batalla de Tsushima, donde el crucero Izumi fue el líder de la victoria, similitud con la gesta del glorioso navío chileno.

     Imoo recuerda que el cariño por la oficialidad de la marina de Chile nació años atrás. Mientras estudiaba en EEUU conoció a un teniente naval chileno de apellido Martin. Posteriormente y con motivo de la visita oficial de La Esmeralda la amistad se afianzó más cuando se encontró con Martín quien integraba la tripulación chilena ese 27 de mayo de 1966. Los marinos del Buque Escuela nacional participaron en los actos programados para rendir honores a los Almirantes Togo y Nelson. En esa ceremonia ellos hicieron entrega del busto del Capitán Prat, que quedaría junto a los almirantes homenajeados. Desde entonces, las esculturas de los tres héroes se encuentran en el Museo de la Historia Naval de la Escuela Naval, en la Isla de Etajima.

     El editor de la revista Pan de Azúcar, muy orgullosamente manifiestó que los refineros saben perfectamente, que la amistad y admiración hacia los marinos chilenos, expresada por el Japonés Imoo, en la nota, tenía un agradable sabor dulce para Penco. Porque que el teniente Martin no era otro que John Martin Reynolds, un pencón con arraigo refinero, debido a que su madre la Señora Cecilia Reynolds Porter, más conocida para los azucareros como la Sra. Martin, fue una enfermera a cargo la Clínica de CRAV hasta aproximadamente el año 1959. Ella se fue a radicar en EEUU, volviendo precisamente el año 1966, que curiosamente el mismo número de la revista, hizo mención de su visita.

CECILIA REYNOLDS DE MARTIN
(foto tomada de Pan de Azúcar).

     Volviendo sobre el busto de Prat, dicha iniciativa se dio en alguna noche de tertulia, en el Club de La Unión de Santiago allá por  1960. Los gestores fueron el Ministro de Relaciones Exteriores de la época, Carlos Martínez Sotomayor, y los asiduos al Salón Arturo Prat, todo para profundizar los lazos de amistad entre Japón y Chile, aprovechando quizás la buena relación y por ser miembro del Club de la Unión, el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario Ryozo Yaguchi.

     En Mayo de 1966, a la nave nipona Andesu Maru, le correspondió trasladar el busto del Capitán Prat, entregado por el Capitán de Fragata Roberto Kelly Vásquez junto al embajador de Chile Augusto Marambio Cabrera. Depositaria de la escultura chilena fue la Fuerza Marítima de Autodefensa del Japón. Agradeció en representación de la marina japonesa su Jefe de Estado Mayor Almirante T. Itaya.

     Lo comentado tangencialmente por el Presidente de la Sociedad de Historia de Penco, sirvió para llegar a redactar esta nota, que sin querer llegamos para recordar a dos personas que tuvieron fuertes lazos de cariño y amistad por esta tierra llamada Penco.



domingo, septiembre 28, 2025

¡CÓMO SE NOS DESVANECIÓ EL SUEÑO DE LA COSAF!

LA ESTAMPA DE LA DESAPARECIDA COSAF
 

POR ABEL SOTO MEDINA, Aficionado de la Historia

        La empresa llamada Compañía Sud Americana de Fosfatos S.A, más conocida por su sigla COSAF fue creada un 19 de enero de 1955, y autorizada legalmente al momento de ser aprobados sus estatutos y reglamentos en mayo de ese mismo año. En 1990 se reformaron los estatutos y se crearon Cosaf Fertilizantes y Muelles de Penco. La producción de Abonos se extendió hasta 1996.

        Antes de la formación de COSAF, ya en el año 1954, don Alfonso Ardizzoni Quezada, gestor de esta nueva industria y conjuntamente con la empresa francesa “L'Hiperphosfate Compagne Reno”, gestionaron frente a las autoridades ministeriales la importación de maquinarias, equipos, camiones y tecnología, para instalar la industria en Penco, en terrenos ubicados en el sector playa negra. El predio era propiedad de la empresa inglesa Duncan Fox y Cía, la que tenía instalaciones ahí. Mucho antes, en 1891 lo había adquirido don Federico Schwager. Tal es la línea de tiempo de cambio de la propiedad.

        El sueño consistía en producir abonos fosfatados, o sea que contuvieran el elemento fósforo, muy necesario para la agricultura chilena, la que hasta entonces aplicaba fósforo obtenido de materia prima nacional denominada roca fosfórica proveniente del norte chileno, de yacimientos ubicados en Bahía Inglesa y Caldera.

DON MIGUEL PARRA, JUNTO A UN CAMIÓN DE
LA FLOTA FRANCESA BERLIET.

        La producción de hiperfosfato, de calidad superior, consistía en moler roca fosfórica importada desde el norte de África, dónde los franceses de la Reno, disponían de grandes yacimientos de esa materia prima. Ese insumo tiene el aspecto de arena de color plomo o negruzco, que al estar en un estado de polvo, la planta podía más fácilmente absorberla, porque es más soluble facilitando los procesos industriales.

        Rápidamente, se adquirieron los derechos de los procedimientos Duetag, consistente en atacar la roca fosfórica con ácido sulfúrico, produciendo una masa, que se hacía pasar por unos platos granuladores, que obviamente, producían los gránulos compuestos mayomente de calcio y fósforo. El producto era más aprovechable por los suelos.

        Después se ampliaron las instalaciones para producir sus propios ácidos, tanto sulfúrico, como fosfórico, sumado a ello una nueva planta de mezclado (acidulación) y granulación, que se realizaría a través de tambores giratorios, que producirían el grano de fosfato. De ese modo podrían fácilmente subir la concentración de fósforo, de un 18 a 24% de un Hyperfosfato y un Súper Fosfato Normal, a un 46% de un Súper Fosfato Triple.

CARGA Y DESCARGA DE PRODUCTOS EN COSAF.
EN LA FOTO, Sr. Jiménez, don Octavio Cotal y el Sr. Jara.

        Todo era miel sobre hojuelas, como dicen los campesinos, cuando la cosa va bien, y cómo no iba a ser mayor el sueño, el año 1971, en el mes de junio, la moto nave, Grand Justice, descarga 14.000 toneladas de Roca Fosfórica, por el muelle de la empresa, construido por la firma inglesa Wimpey.

        Los vientos eran favorables, políticamente también, ya estaba instalada la Reforma Agraria, lo que hacía pensar que el agro, iba a necesitar mucho más fertilizante de COSAF, por el cultivo de la remolacha para producir azúcar. Iansa había instalado plantas refinadoras en Linares, Cocharcas (Chillán), Los Ángeles, y Llanquihue.

        Los productos de Cosaf, por razones obvias, no tenían una presencia visual entre la población de la comuna. La gente sólo veía sacos de yute de 80 kilos cargados en camiones. En cambio, las otras industrias locales exhibían al público su producción. Todo el pueblo conocía muy bien los terrones de azúcar que producía La Refinería. Nadie desconocía que los vidrios de las ventanas salían Vipla de Lirquén. Y qué decir de la fábrica de loza, desde el desayuno hasta la cena, ahí estaban las tazas y los platos sobre la mesa. De su línea de producción podríamos hablar tanto: tazas, jarros, tazones, modelos ornamentales como la línea Virginia, sus juegos incluían más de 144 piezas, todas fileteadas con oro, para el uso diario el los platos con filete verde o filete 41 como le decían los entendidos.

        Pero COSAF no tenía un perfil definido de sus productos en el imaginario de la gente, hecho que era una desventaja, ahí, siempre anónimos para la comunidad. Sin embargo, no era así, para los agricultores, quienes diferenciaban perfectamente lo productos fosfatos producidos en Penco, como:

        -Hiperfosfato – Hiperpotásico- Abonos Mixtos en Fosfatos-Abonos Completos NPK (nitrato, fósforo y potasa) – abonos para papas, viñas, empastadas, trigo.

        -Fosfato 36 – Hiperpotásico Granulado – NitrofosSopotásico-

        -Súper Fosfato Normal – Fosfato Reno 36-

        -Súper Fosfato Triple-

VISUALIZACIÓN DE LOS PRODUCTOS DE COSAF

        En enero de 1978 se declaró la Quiebra de COSAF ante el no cumplimiento de compromisos de pagos a algunos acreedores, situación que se revirtió a fines de 1980, y la empresa pudo hacerse cargo de sus instalaciones a contar del 01 de enero de 1981. En esta etapa, en medio de grandes militaciones, se desarrollaron productos impensados, que rudimentariamente se concretaron y que tuvieron una gran aceptación, en el mercado agrícola, complementando su producto estrella, Súper Fosfato Normal. Se le agregaron microelementos importantes para las zonas lecheras (Valdivia , Osorno), como el Magnesio, patentando el producto como Súper Fosfato Magnésico, Superfosfato Boro Magnésico, Mezclas Físicas NPK, NPKs Bomag, llegando a incursionar en los fertilizantes líquidos, para complementar el riego por goteo en los Parronales del Norte del País, u otras áreas más reducidas. Para ello se crearon los Fertilizantes Foliafert y Fertisol.

        En toda ésta última etapa, o sea desde 1981 a 1996, hubio 2 íconos, que «respiraban fosfato», me refiero al ingeniero civil químico don Mario Arturo Garri Johnson (Q.E.P.D.) y Miguel Ángel Parra Arriagada, quién vio crecer a Cosaf desde sus cimientos, y siendo muy joven, ingresó a la empresa. En su firme afán de aprender y desarrollarse, llegó siempre a ser un estandarte en el área productiva, expertiz, que sin duda, se consideró para que liderara en terreno, esta nueva etapa de producciones de fosfatos, bajo la dirección del Sr. Garri.

EL LARGO MUELLE DE PLAYA NEGRA

        Con la venta de Muelles de Penco, hoy la familia Ardizzoni, al igual que muchos COSAFINOS o COSACOS, se terminó ese hermoso sueño llamado COSAF.

        Atrás quedarán los recuerdos de Duncan Fox y Cía, al ver la Bodega N° 2, con sus muros de ladrillos y esas cerchas de fierro, como también la Bodega N° 6, construida por Panamerican, la Bodega N°1, dónde se instalaron los equipos y máquinas, de la empresa francesa “ Compagnie Nord Africaine de L”HiperPhosfate Reno”.

EN LA FOTO, LOS ADMINISTRADORES DE PUERTO
LIRQUÉN Y COSAF

        Y que en su frontis y costado se lucía muy gallardamente la identificación de la empresa:

        Una buena imagen, no admite palabras, como es en este caso.

        En el recuerdo permancen tantas memorias, que sin duda las de todos los trabajadores, con sudor diario, rindieron para conseguir los objetivos exigidos, por quienes tenían la responsabilidad de concretar lo delineado por los directores, administradores y gerentes. Cada trabajador que pasó por esas instalaciones cree tener un lugar de pertencia por haber sido parte de la historia llamada COSAF.

        Sin duda que por siempre quedarán las voces de los abnegados trabajadores en cada lugar de la industria.

        Aún cuando hoy, COSAF ya no está, no faltará algún cosaco que con una copa en la mano diga a viva voz como en los viejos tiempos :

        ¡Salud por la Cosaf!



jueves, septiembre 25, 2025

EL ¡SALUD! MÁS POPULAR DE PENCO

LOS RECORDADOS HERMANOS OLIVEROS, en un
simpático brindis para la foto en la barra del CAPRI.

TEXTO: ABEL SOTO MEDINA, Aficionado de la Historia.

                                   ¡SALUD POR LA COSAF!

        Es muy posible que la expresión, «Salud por la Cosaf», en Penco se haya escuchado en reuniones y/o actividades propias de los Directores y Ejecutivos de la Compañía Sud Americana de Fosfatos, COSAF. Si fue así, era para celebrar el éxito de las metas logradas por producciones, gestiones y resultados económicos.

        Sin embargo, el propósito de esta nota es resaltar la expresión señalada, como una fórmula transversal para justificar un brindis entre los habitués, algo así como un «aro, aro» o un «vamos con el trago del estribo». De ese modo «salud por la Cosaf», que se escuchaba en muchos lugares populares de Penco, pudo tener un autor anónimo, algún trabajador de la empresa, quien en un momento de emoción exultante a causa de un mosto renovador expresó a voces «¡Salud por la Cosaf!».

        Haberlo dicho en el momento y lugar oportunos, bastó para que quienes lo escucharon lo acopiaran como un sello. Así se fue arraigando en las numerosas picadas penconas, en que los trabajadores después de su jornada, pasaban a compartir un trago, con compañeros u otros parroquianos asiduos a degustar un rico tinto, blanco, chicha o chichón.

        Por largo tiempo, he tratado de averiguar quién fue el autor, pero mis investigaciones se difumaron en el ambiente, tampoco obtuve resultados cuando intenté saber dónde, en que «picá» se pronunció por primera vez. Debió ser tan original y convincente que se viralizó de inmediato, como se dice hoy. Escuchar la frase –que más bien parece un interjección imperativa–, era común no sólo entre los «cosacos», como se denominaba a los trabajadores del fosfato, sino también entre personas que nada tenían que ver con la empresa.

        Hoy en día, muchos años después del término de la producción de fertilizantes y de COSAF, un popular garzón de un afamado Casino de Penco, cuando me ve en el lugar con una copa en la mano, me dice con una franca sonrisa «Salud por la Cosaf».

        Conozco muchos lugares cuyas paredes sonoramente recibieron los ecos de este salud y como una forma de registrarlo para la historia popular y la memoria de Penco, citaré algunos que en ocasiones visité donde inevitablemente me invitaban a brindar por la Cosaf.

        Como indiqué, la icónica frase pudo haber nacido en cualquiera de estos lugares. Ahora simularé caminar desde la salida de la empresa en Playa Negra para encontrarnos con los siguientes puntos de reunión informal after office (como dicen los cuicos para significar después de la pega), unos con sus nombres y otros sólo con sus apodos:

        Donde la Señora Carlina, El Rincón de San Martín, Donde Le Chatán, El Agua de Pipa, El Siete Leguas, El Huaso Chico, El Casero Bueno, Señora Ester, Señora Celfa, El Che, Donde Salazar, La Cañada, Donde Palma, Donde Eriz. Para los más románticos: Boite El Pollo Dorado, la Señora Pepa, después fue Don Edmundo Espinoza, luego El Maña, terminando como Donde la Tía, El Pampa, El Gallo Venegas, Donde Jurado, El Radical de la Sra Inés, El Imperio, El famoso Rosal, Donde Don Hualo, La Oficina, Donde el Paletita, y la famosa Quinta de Recreo El Paragüita, El Rucio Muñoz, Donde Pedro Palma, Las Británicas, El Kinder, El Tinto con Piernas, El Popular, Donde el Teo, El Muerto, Don Leopo, La Señora Clarisa, La Nena Navaro, EL Galeón, El Pangal, El Otro Mundo, La Pata de Nalca, Donde Yévenes, Roberto Pillo, Huaso Retamal, Donde Gallardo, Donde la Laly o el Poca Luz, El Trompa de Mono, Donde Che Margot o Che Pepe, El Negro Olate, y en el centro de Penco, El Capri, Donde la Amanda Latorre, Dónde Urbina, El Hechizo y para no dejar de lado Lirquén, mencionaremos Donde Don Chefe, El Encarpao, el Rueda Tacha, y así, tantos lugares pintorescos y genuinos con pura expresión popular, que lo único que une a tantos parroquianos, son la calidad de los mostos, aguardientes, y otros licores de gran gama, que terminar siempre mezclados con Coca Cola, y que cualquiera de esos tragos, servían para alzar las copas, vasos y jarros, y brindar por la cosaf, expresando a viva voz, «Salud por la Cosaf».

        Vaya un saludo hoy, para tantos parroquianos que visitan nuevos y pintorescos lugares como, El Pozón de los Herrera, Entre Amigos, El Mala Bar, etc.

        Este Salud por la Cosaf sirvió para recordar a tantos y tantas personas que con esfuerzo y paciencia, encontraron en el negocio de los vinos y licores, un modo de vida, que acompañaban en las penas y grandes sueños de todos sus clientes. Sus visitantes, casi a diario, iban para disfrutar y comentar la vida, con temas simples, pero muy apasionados a veces con mucha vehemencia, pero que en torno a buen trago, se compartían las alegrías y se pasaban las penas, tal cual lo dice la canción mexicana «sírvete esta botella conmigo y en el último trago nos vamos».

        Debo mencionar, que la mayoría de los nombres de las picadas, bodegas y locales eran por identificación popular, y no encierran un menoscabo a las personas dueñas o a quienes los atendían, ni menos fueron nombrados con intención peyorativa.

EL LEGENDARIO BAR EL CAPRI, donde tantas veces se brindó por la COSAF.