sábado, agosto 02, 2025

LAS SEÑORITAS ULLOA EN EL OLVIDO

ESTE MODESTO HOMENAJE a las Señoritas Ulloa, consistente en una placa metálica, que  recuerda su  casa original,  fue retirado del hall del nuevo edificio situado en ese lugar.
 

POR ABEL SOTO MEDINA


Escribo una nota sobre las señoritas Ulloa, sí, las mismas de la Galería de las Ulloa, porque su negocio estaba ubicado en la intersección de las calles Maipú y Freire. Las hermanas Ulloa fueron hijas de Penco, que brindaron todo de sí, para hacer más próspera la sociedad de la comuna, y ellas sabían muy bien, que una de las formas más fecundas de prosperidad era la EDUCACIÓN. En su propiedad de esa esquina tuvieron y administraron una escuelita para niños pequeños, un kinder. Por ello su legado y herencia se matriculó ahí, en los primeros pasos, las primeras letras, los primeros números. Su papel de Tías lo desarrollaron a la perfección, nadie supo, tampoco nadie les preguntó, si tenían formación universitaria o normalista. En cualquier caso, los párvulos de esa época aprendían con claridad y rapidez, todavía hay testigos de sus enseñanzas y sus «enojos». Se las reconocía como las primeras Parvularias de la comuna.

                Las señoritas Ulloa eran Juanita, Julia y Victoria, tres hermanas de historietas, las que no solo fueron parvularias, sino que además ejercieron otro oficio: comerciantes. Atendiendo su paquetería, ubicada estratégicamente en esa esquina, actuaban con amabilidad con los clientes del negocio. Allí siempre encontrábamos lo que nuestras mamás nos mandaban a comprar ya fuera botones, hilos, agujas, dedales, hilo de bordar, casinetas, crochés, palillos, lanas, elásticos y un cuanto hay, como se decía entonces.

       Cariño, admiración y respeto, fueron las consideraciones que los vecinos les brindaron, indudablemente ganados con creces por ellas, por lo menos por Juanita y Julia. Porque Victoria se mantuvo alejada del quehacer de la Paquetería aunque permaneció siempre bajo el mismo techo. Sobre ella se tendió una serie de especulaciones, incluso con sabor a fábula, sobre su vida recatada puertas adentro, que la condujo a un encierro penitencial hasta su muerte. Pero, muy distante de eso, sólo quiero dejar constancia de los rumores… y si validáramos la farándula de entonces, sobre Victoria habría que escribir una novela de amor trágico.

                La presente nota, sólo pretende reactualizar el nombre de las Señoritas Ulloa, quienes al no tener descendencia, alguien haciendo uso de la Ley, inscribió a nombre del Fisco la Propiedad donde ellas vivieron, al igual que sus padres. No viene al caso, cuantos años pasaron para tener lo que hoy es el edificio Municipal, lo que sí sabemos y eso es lo que no queremos olvidar, es que el solar donde se levanta el inmueble pertenecía a las señoritas Ulloa. Ellas orgullosamente hacían gala de su apellido, pues sabían que otros nobles también fueron Ulloa, como el Capitán General y Gobernador de Chile Don Lope de Ulloa y Lemus y Don Pedro Osores de Ulloa…

            Ninguno de todos los argumentos y otros no comentados, sirvieron para que la autoridad edilicia circunstancial, le pusiera el nombre Señoritas Ulloa al nuevo edificio. No fueron pocos los que consideraron que ese pequeño y gran gesto, habría hecho justicia a aquellas apreciadas vecinas. Pero, no fue así.

                A propósito de Justicia, en el Cementerio Parroquial de Penco, descansan los restos de las 3 hermanas, y su tumba hace muchos años que está en el abandono. Ya que el terreno de calle Maipú con Freire, a la Municipalidad no le costó ni un solo peso, fue gratuidad total, bien podría el municipio preocuparse por hermosear esa tumba. Bueno, pero siempre hemos escuchado la frase «El pago de Chile», que en este caso calza perfecto.

            Pues bien, como la autoridad del momento eligió otro nombre para el edificio municipal, quizás trató de mitigar en parte las susceptabilidades de la gente con una idea suplementaria. Fue así como preparó una placa tipo pergamino con una fotografía de la casa Ulloa, en sus últimos momentos, quizás instantes antes de su demolición. En dicho documento ornamental se añadió una breve historia de Julia, Juanita y Victoria Ulloa que además hacía mención al lugar donde estaba el nuevo edificio.

                La mencionada placa quedó instalada en el hall como «detrás de bambalinas», aunque igual, perfectamente a la vista. Desde el momento de su instalación ese ornamento pasó a ser parte de un Bien Nacional de Uso Público según la ley vigente. Lo anterior, porque se hizo con dineros municipales, y el tiempo que invirtió el Alcalde de ese entonces fue pagado con fondos públicos. El contenido del pergamino lo dejaremos como lo que es: Cultura.

                Sin embargo, hoy los vecinos vemos con sorpresa que el mencionado reconocimiento a la memoria de las señoritas Ulloa, fue retirado del hall del edificio. El motivo, causa u origen de la decisión de sacarlo resulta del todo ilógico, tal vez responda a un capricho autoritario.

                En resumen, el nombre de las Señoritas Ulloa debió ser la denominación de ese importante edificio municipal justamente por su dedicación a la cultura. Pero, otro nombre, ciertamente meritorio aunque sin relación directa al respecto, luce en el frontis del inmueble situado en la «Time Square» de Penco, la esquina pencona más concurrida. Más aún el sencillo homenaje a las educadoras, digamos, «el premio de consuelo» ya no está en su lugar. Y qué decir de su tumba, abandonada. Éste fue el destino final de Las Señoritas Ulloa, las abnegadas profesoras de generaciones de pencones del siglo XX.


viernes, julio 18, 2025

BIOTRÉN EN EL HORIZONTE


«EFE Sur presentó la idea de extender el Biotren hasta Penco: ocho estaciones (cuatro en Concepción y cuatro en Penco), con doble vía y reposición de infraestructura. Se estima una inversión de unos US $150 millones y, ojo, no se tocaría el trazado actual Concepción–Lirquén para evitar dolores de cabeza…

«¿Cuándo llega?

«El plan está en fase de prefactibilidad y, si todo sale bien, habría obra a partir del 2030: nuevos trenes, electrificación y un sistema ordenado para que no viajes como sardina… o eso dicen.
«¿Para qué sirve todo esto?
«Más que comodidad: se busca fomentar el transporte público estructurante, mejorar movilidad y potenciar el desarrollo del Gran Concepción. En resumen, menos tacos en la ruta y más estaciones pa’ que todos suban al tren.
«¿Eres de Penco-Lirquen? ¿Qué te parece esta noticia?
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Nota de la editorial:
Esta información la he tomado textual de Concepostin, publicada en Facebook por el interés que reviste para la comuna.

miércoles, julio 16, 2025

LA CANCHA DE GENTE DE MAR ASCIENDE EN EL RANKING

FOTOGRAFÍA GENIAL, captada por don José Riquelme Araneda, en la cancha de Gente de Mar, cerca de los años 50. Un niño mira arrobado a su héroe futbolista. Se aprecia, además el equipamiento muy precario: un arco de cuartones de madera y una red sin sus medidas reglamentarias. (Foto, colección Andy Urrutia).
 

                    Los primeros entusiastas del fútbol, del sector de la playa entre Alcázar e Infante, que instalaron los arcos de la cancha de Gente de Mar, en Penco, pusieron con harta dificultad los travesaños de ambas porterías. Eran pesados maderos aserrados de sección rectangular, de 4 x 4 pulgadas, de un largo de 7,32 metros apoyados sobre verticales, también de madera y del mismo espesor, a la altura reglamentaria de 2,44 metros. Para sujetar bien los horizontales les ajustaron escuadras de fierro por atrás, no fuera cosa que el palo se le cayera a un arquero en la cabeza. De los ángulos salían dos parantes de fierro, como contra fuertes que le daban estabilidad al arco. 

                    Para evitar el  efecto de  catenaria en el centro, esto era que se guateara el palo horizontal, se le añadía una platina de fierro por detrás. Cuando no había partidos se les instalaba un pie derecho o poste de apoyo en el punto medio. Durante los partidos oficiales se les tendía una red que caía como una cortina sobre la línea de gol, para evitarlo la anclaban con estacas un metro más atrás o hasta donde diera la malla. Observar esto de lejos tenía en aspecto de un techo de media agua.

CANCHA DE GENTE DE MAR. En primer plano, Patricio Ramírez Merino, gran ex arquero pencón, en el entretiempo de un partido de fútbol de Atlético. (Foto colección A. Urrutia).

                    Cuando ambos arcos estuvieron ubicados y alineados entre sí, los entusiastas marcaron la cancha por primera vez, tendiendo una lienza que facilitara la línea recta y evitar culebreos. Entonces, las bandas laterales presentaron su primer problema. La que estaba junto al mar quedaba prácticamente en la playa. A los jugadores que iban y venían por ahí, les significaba correr sobre la arena. Eran carreras pesadas, exigentes, lentas. En esa zona, las marcas de cal se perdían o deformaban rápido entre partido y partido. Se daba también la posibilidad de que la pelota cayera al mar. No exagero, había un bote dispuesto para ir mar adentro a recuperar el balón.

                    En la otra banda, al pie de la línea del tren, el problema no era muy distinto aunque al revés: el piso era duro y estaba sembrado de fragmentos de piedra laja, de esa que se usa para apoyar los durmientes y que resbalaban hacia la cancha. Por detrás del arco sur, pasaba una acequia con aguas grises, la pelota caía ahí en muchas oportunidades luego de traspasar la línea de fondo. Una vez recuperada quedaba jabonosa y más pesada, dicho peso aumentaba todavía más cuando rodaba a ras de piso en la banda de la playa porque la arena se le pegaba. El balón quedaba sumamente abrasivo.

UN JUGADOR (Zambrano) se viste luego de un partido, junto a un bote varado en la playa. (Foto colección A. Urruia)

                    Por detrás del arco norte había una zona baldía y más allá un basural. Era más fácil recoger una pelota perdida en ese lugar. Se podría hablar mucho, pero mucho más de la cancha de Gente de Mar tan tradicional de Penco. Como por ejemplo, que en ocasiones se instalaban allí circos, que en otras la cancha quedaba tapada de agua después de lluvias abundantes. Pero, nunca se ha sumergido más que por efecto de los tsunamis. El mar ha llegado, un par de veces a cubrir totalmente los arcos, dejando en los travesaños su huella de algas en su paso por ahí.

UN NADADOR da vigorosos braceos para alcanza una pelota de fútbol que escapó de la cancha y que es arrastrada por el viento y las corrientes mar adentro.

                    Hoy, la cancha de Gente de Mar está en un proceso de cambio y de mejoras. Tiene ahora una hermosa carpeta de pasto sintético, buenos camarines y defensas perimetrales. Hace muchos años que sus arcos dejaron ser de cuartones de madera y hoy son de tubos de metal con redes reglamentarias. Conseguir estos cambios de progreso ha sido un trabajo duro, perseverante de parte de las autoridades edilicias y en particular del ex concejal Justo Inzunza. Hoy ya es un recinto deportivo con todas las de la ley. Sin embargo, mientras no haya un estadio en forma en la comuna, la cancha de Gente de Mar, construida originalmente a puro pulso por los estusiastas futboleros de la playa, será “El Wembley” de Penco.

EL TRAVESAÑO del arco norte se ve cubierto de algas, en esta foto de archivo, huella del tsunami del 2010.

lunes, junio 30, 2025

UN RICO ESTOFADO QUE ES PURA TRADICIÓN

                    
                    La tradición también puede viajar del pasado al presente dentro de una olla, porque hay guisos que representan épocas, estaciones del año y costumbres que nos retrotraen a las culturas de nuestros ancestros.

                    Al final de junio, nos enfocamos en una olla con una comida especial para el frío invierno: el estofado de San Juan, cuyo antecedente nos remite a los orígenes de la república. El siguiente texto, preparado por Cristina Ferrada, contiene la historia de este sabroso condumio chileno y sureño. Y, a la vez, en una demostración práctica, incluye la receta, los ingredientes, la preparación y la verdadera fiesta gastronómica de la noche de San Juan. Con entusiasmo y cariño, Cristina cocinó este guiso especial que viene como anillo al dedo para todas las noches más heladas del invierno:

CRISTINA FERRADA, EN PRIMER PLANO, MUESTRA SONRIENTE
EL PROCESO DEL ESTOFADO DE SAN JUAN. ATRÁS, EDUVIGES PÉREZ.

                     EL ESTOFADO DE SAN JUAN

Por Cristina Ferrada, socia de la Sociedad de Historia de Penco.

Como requisito del curso taller de Literatura Critica realizado por la Universidad de Viña del Mar, vía zoom , al realizar el análisis crítico de la obra “Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile” del autor Pablo de Rokha y como en este taller hay participantes de Arica a Punta Arenas, surgió la idea de realizar el aporte personal de una receta típica chilena representativa de sus regiones y que sea significativa para cada participante, además contamos con dos integrantes extranjeras de nuestro grupo.

Asi yo elegí la receta del Estofado de san Juan, una comida tradicional en nuestro hogar que se ha preparado desde siempre. Lo hacía mi abuela que vivía en el campo, cerca de la ciudad de Los Ángeles, luego mi madre continuó con su preparación en nuestro hogar, para celebrar el onomástico de mi hermano llamado Juan Carlos. Hace algunos años, asumí la tarea de preparar esta receta. La última la preparé en junio de 2021.

Para escribir esta receta decidí indagar sobre el origen y características de este plato que con las nuevas tendencias alimentarias va quedando en el recuerdo.

Según el diccionario culinario estofar, es una técnica en la que todos los alimentos de la receta se cocinan al mismo tiempo, en crudo en el mismo recipiente, apenas se le añade líquido. los ingredientes se hacen en sus propios jugos y por eso hay que cerrar siempre la olla para que no escape el vapor y la temperatura aplicada oscila entre los 75° y 100° C, buscando como máximo un leve hervor, la clave del resultado es que al tapar el recipiente se consigue retener el sabor y aroma y esto se debe a que los líquidos que se evaporan se condensan y vuelven a caer al estofado. Según el centro de documentación de bienes patrimoniales describe que el estofado de san juan es un plato de consumo invernal, en el sur de Chile, en la región de la Araucanía y en la zona del rio Itata, se remite al ámbito de lo religioso católico y también del año nuevo mapuche o we tripantu, se consume el día de san Juan, la noche más larga del año, esta comida se vincula a los ritos de cambio de año para favorecer la abundancia de la comida y la bebida. En ambos casos la coincidencia con el solsticio de invierno ha propiciado que este plato sea compartido tanto en las tradiciones indígenas como las criollas y mestizas del sur de Chile.

Ingredientes

1Kg de costillar de cerdo ahumado

1Kg de chuletas de cerdo

1Kg de longanizas

8 trutros de pollo o una pechuga de pollo cortada en trozos

1Kg de tapapecho cortado en trozos

Cuero de chancho

750 cc de vino blanco

6 cebollas cortadas en pluma

6 dientes de ajo

1 hoja de laurel

1 cucharadita de comino molido

1 pimiento rojo

1 taza de guindas ácidas

Sal y pimienta a gusto

Preparación

En una olla grande y de fondo grueso, distribuir una capa de cebollas cortadas en pluma, el pimiento rojo cortado en juliana ,en seguida distribuir los trozos de costillar de cerdo cortado de acuerdo a los comensales y los trozos de tapapecho , luego más cebolla, agregar los dientes de ajo y la porción de guindas ácidas otra capa de chuletas de cerdo y las longanizas trozadas a continuación las presas de pollo y los trozos de cuero de chancho al final verter el vino blanco agregar el laurel ,comino, sal y pimienta a gusto. Verificar la sazón al final.

Nota: Tapar la olla y cocinar a fuego suave durante una hora y media. Cuidar que no se pegue, revolviendo suavemente los ingredientes.

Luego servir a los comensales en platos hondos o fuentes, acompañar con una fuente de papas cocidas al centro de la mesa y conversar sobre lo humano y lo divino. Antiguamente se contaban historias y se planificaban las pruebas de San Juan para realizar esa noche.

EL ESTOFADO DE LA NOCHE DE SAN JUAN en el comedor de los Suárez Ferrada. De izquierda a derecha, Eduviges Pérez, Manuel Suárez, Cristina Ferrada y María Gloria Flores.

ARRIBA, EL ESTOFADO SERVIDO.
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LAS TRES ÚLTIMAS FOTOS MUESTRAN EL DESARROLLO DE
LA COCCIÓN DEL ESTOFADO, COCINADO A FUEGO LENTO.



(Las fotos de esta nota fueron hechas por Cristina Suárez Ferrada).




domingo, junio 08, 2025

ABANDONADA TERMINÓ LA GRAN BIBLIOTECA DE LOS CONTRERAS TORRES



                     Quiero pensar que la primera biblioteca que hubo en Penco debió existir al alero de la Universidad Pencopolitana, en tiempos de la colonia, porque es impensable que una casa de estudios superiores, entonces y ahora, carezca o haya carecido de ese apoyo. Aunque incluso antes pudo haber pequeñas bibliotecas o, quizá, solo estantes con libros en las iglesias y conventos que se levantaban por acá. Pero no vamos a abundar en este tipo de extrapolaciones para no cometer algún error histórico. El relato de la biblioteca de mi interés es contemporáneo.

                    Me refiero a la biblioteca particular del señor Óscar Contreras Yáñez, ex jefe de Recursos Humanos de Fanaloza, que tenía en su casa en la calle Cochrane, al llegar a Maipú. Hombre liberal, abierto a la comunidad y con vocación de servicio, no se negaba a que los jóvenes estudiantes de entonces accedieran a sus libros para investigar y hacer tareas. Una mesita de centro servía para apoyarse y escribir. Prácticamente toda la amplia pieza donde don Óscar tenía su escritorio estaba rodeada de muebles con libros. Había libros incluso sobre los asientos. La biblioteca estuvo muy bien mientras el señor Contreras estuvo con nosotros.

                    Claudio, el segundo de los tres hijos del matrimonio Contreras Torres ‒los otros dos, Óscar el mayor y Luz Irene la menor‒ continuó por algún tiempo con la iniciativa de su padre de mantener la biblioteca particular y de dar facilidades a jóvenes interesados en la lectura o en la investigación académica. Pero, ya se intuía lo que pasaría con ella, que quedaría finalmente abandonada. En ese contexto, Claudio me prestó el libro El liberalismo europeo, de Harold Laski (FOTO), un breviario del Fondo de Cultura Económica (México) para una tarea de historia. O porque a Claudio ya no era fácil ubicarlo en casa o por pereza, no lo devolví y hasta hoy ese breviario sigue en mi poder como un testimonio de aquella biblioteca, a la que tantos amigos de entonces acudíamos y donde nos recibían con amabilidad.

                Luz Irene Contreras Torres lamenta el curso que tomó la biblioteca, la que supuestamente quedó al cuidado de su hermano mayor (fallecido), también de nombre Óscar. «A pesar de que mi hermano fue un gran lector hasta el día de su muerte, no se hizo cargo de la biblioteca de la casa de nuestros padres. Me contaron que muchos libros estaban botados por la orilla de la línea del tren y que hasta los usaron para encender fuego. Yo no fui testigo de eso, pero no está lejos de que haya sido así», nos comentó Luz Irene para esta publicación.

                    ¿Cuántas bibliotecas en la historia habrán desaparecido por descuido o por la acción del fuego, como parece ser nuestro caso? Basta recordar lo sucedido con la Gran Biblioteca de Alejandría, una maravilla del mundo helenístico, que terminó siendo objeto de las llamas o del vandalismo propio de las guerras. Sin embargo, nos dice Luz Irene, a modo de consuelo por el destino de la biblioteca paterna, dos biznietas de su padre, nietas de su hermano Óscar, son profesoras de español y aman la literatura. «Ellas heredaron la virtud del amor por la lectura. ¡Cómo les habrían servido hoy en día esos libros, por ejemplo, una edición única de El Quijote de la Mancha en castellano antiguo, que mi padre adoraba entre tantos y tantos libros…!»



lunes, junio 02, 2025

SAD HILL, EL CEMENTERIO DONDE EL BUENO MATÓ AL MALO

 

FINAL DE LA PELÍCULA EL BUENO, EL MALO Y EL FEO, escena del cementerio. En p.p. Clint Eastwood y al fondo, Eli Wallach. Fuera de cámara está Lee van Cliff.

EL CEMENTERIO HOY DÍA, con el círculo de piedras donde se desarrolló la escena final.

           Un cementerio con 5.000 cruces, pero en cuyas tumbas no hay muertos, es Sad Hill, «Loma Triste». 

                    Fue el sitio donde se filmó la escena final de la película «El Bueno, el Malo y el Feo», dirigida por Sergio Leone en 1966. El cementerio ficticio todavía está allí y visitarlo es gratis. Decenas de nostálgicos aficionados del famoso western y de la música de Ennio Morricone se dan un tiempo –entre ellos yo– para una visita al escondido valle situado en Santo Domingo de Silos, a unos 30 minutos en automóvil desde Burgos hacia Madrid, por la carretera A-1. Hay que tomar un desvío a la izquierda y circular cuidadosamente unos 10 kms, por un camino en mal estado. Y ¡ahí está Sad Hill!

                    El cementerio de ficción fue recuperado del abandono hace diez años por la asociación que lleva su nombre y con aportes de amantes del cine de todo el mundo con motivo del cincuentenario de la película. Pero, otra vez se nota el paso del tiempo y la huella de algunos visitantes. Una mujer francesa que recorría el lugar junto con su marido me dijo en un castellano básico «leo que en algunas cruces han remarcado nombres nuevos y fechas como 2015. Eso es vandalismo, es echar a perder la idea, si estamos hablando del siglo XIX». Es que no faltan...

                    Según la trama de la película, durante la guerra de Secesión norteamericana Tuco (el «Feo») junto con Eastwood (el «Bueno») oyen a un soldado moribundo confesar que hay un tesoro escondido en una tumba del cementerio. Tuco oyó el nombre del cementerio pero no la tumba exacta. Eastwood oyó la identificación de la tumba, pero no el cementerio. O sea, la información estaba repartida. Lo mejor, ponerse de acuerdo, pero no, por eso nace el problema, quién llega primero a recoger el tesoro... Evidentemente el tercer pistolero que se metió después y que sospechaba todo, «el Malo» paga las consecuencias por pretender burlar a los otros dos.

LOS PISTOLEROS listos para desenfundar en la película.

EL CÍRCULO CENTRAL hoy semi oculto bajo el pasto. Algunos ornamentos que se usaron en la película ya no están.

                    Planificar y construir un cementerio de estas características para la película fue en sí mismo una obra genial. Porque sus diseñadores lo hicieron con el aspecto de un circo: un gran círculo adoquinado en la parte central donde se desarrollaría el duelo a tres bandas, rodeado de cruces con sus respectivos túmulos. Se deduce que la idea subliminal era que esas cruces representaran butacas para que los muertos presenciaran el mejor duelo de la historia del cine entre tres pistoleros.

                    La selección para ubicar el sitio adecuado en medio del campo, ayudó mucho ya que no hay casas ni otras construcciones en los alrededores. Por el contrario, junto al valle se levantan mesetas de 1.400 metros de altura, cuya presencia sobrecoge. Ayuda mucho a crear el clima para un desenlace la soledad del lugar, lejos de carreteras y del zumbido de los vehículos. El cementerio lo construyó el ejército para Sergio Leone. Los soldados con gran rapidez cabaron las tumbas, instalaron las cruces y otros ornamentos ad hoc.

TUCO dispuesto al lance a tiros, pero el pobre no sabía que su revólver no tenía balas.

                    El círculo empedrado está cuesta abajo, como en todos los circos, por eso Tuco corre con tanta facilidad entre las tumbas, como se ve en la película. Ahora, en el lluvioso mes de mayo es difícil acercarse al círculo de piedras por el agua emposada bajo las champas de pasto. Por eso algunos visitantes se quitan las zapatillas para cuidarlas e ir descalzos. Otros recorren las tumbas oyendo la música de Morricone.

                    Sad Hill debe ser el único cementerio de la tierra donde sí penan fantasmas. Tuco, Eli Walach, pero cuyo nombre en la película era Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez; Lee Van Cliff (el «Malo»); Sergio Leone y Ennio Morricone, entre otros participantes del filme, ya han fallecido. Pero, ahí están en la vívida imaginación de quienes con entusiasmo y esfuerzo llegamos a Sad Hill para admirarlos y recordarlos...

EL AUTOR DE esta nota en Sad Hill (Burgos, España).
Foto captada por N.Palma jr
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sábado, mayo 31, 2025

ENTRE PENCO Y EL TOBOSO, PATRIA DE DULCINEA

MONUMENTO A DULCINEA en la Plaza de España, Madrid.
                    
                    U
n bus interprovincial me condujo a El Toboso, a 120 kms. de Madrid, un pueblito que se levanta sobre una suave colina en medio del interminable campo agrícola de Castilla La Mancha. Con voz estentórea el conductor dijo «señores, hemos llegado a El Toboso, pueden bajar los pasajeros que vienen a conocer a Dulcinea». Lo dijo en alusión a mi persona puesto que le pedí al salir que por favor me avisara, porque no conocía el lugar. Tres viajeros descendimos en «la gran ciudad de El Toboso», según la describe con alguna ironía Miguel de Cervantes en El Quijote. El bus siguió su marcha a otros destinos. Llegué a las 11 de de la mañana con la esperanza de que el mismo bus que me trajo me recogería a las 4 y media de la tarde para sacarme de allí y regresar, luego de un recorrido a la rápida de la localidad y satisfacer así mi interés por conocer el sitio donde tiene lugar el episodio más importante de la famosa novela, el encuentro de Don Quijote con su Dulcinea. 

                    Mi primera impresión es que El Toboso es tan quieto que pareciera que toda la vida se desarrollara únicamente puertas adentro. Sólo sus habitantes varones se reúnen en bares a tomar una cerveza y hablar a toda voz desde las primeras horas. Una que otra mujer va por las calles con alguna bolsa en la mano caminando en cualquiera dirección. La arquitectura de El Toboso la constituyen casas señoriales de uno o dos pisos con fachada continua. Dos grandes edificaciones antiguas cortan el horizonte urbano, un alcázar (hoy convento) y la iglesia –muy importante en el desarrollo de la historia quijotesca–  con su torre y campanario. Existe una apacible plaza arbolada, con escaños vacíos alrededor, en el medio hay una imitación de un molino de viento, algunos juegos infantiles y un quiosco para un café permanece con sus puertas cerradas, lo rodean sillas y mesas apiladas para usar a alguna hora del día.

EL TOBOSO, una de sus calles.

                    Mi visita a El Toboso fue una aventura, como perseguir una quimera o una ilusión porque ni don Quijote existió en el mundo real, ni menos Dulcinea, la que sólo era una imagen vaga en la imaginación del viejo Quijano. Pero, todos sabemos incluso que su nombre era Aldonsa Lorenzo, una campesina, convertida en la principesca Dulcinea, en el corazón del estrafalario caballero andante. Él la habría conocido en su juventud, pero jamás habló con ella.

                    El Toboso, su municipo y su gente le ha sacado partido turístico al relato literario. Los bares se llaman Rocinante, El Sueño de Quijano, Rincón de La Mancha,  etc. Las calles, igual cosa con los nombres de los personajes o con citas del libro. Si hasta una casa le hicieron a Dulcinea y en la plaza frente a la iglesia erigieron una alegoría que es el epítome del encuentro de don Quijote con su amada. Allí está, arrodillado ante su dama en plena calle, como decíamos, una campesina, que él creía que un mago la había encantado para que no luciera su sin par belleza de princesa. En el libro el encuentro se produjo, pero la tal mujer no era Aldonsa, sino otra sin nombre, quien más encima lo retó para que le despejara el paso y que cuando escapó en su borrica se cayó y don Quijote tuvo que pararse a duras penas para ayudarla a que montara de nuevo... 

                    Hay a lo menos seis lugares para visitar en El Toboso. El primero en mi visita fue el convento de las Monjas Trinitarias, el más cercano al Bar Rocinante donde a mi llegada me serví un «cafelito» reponedor. La congregación de religiosas es la misma que tiene presencia en Penco. El edificio es conocido como el  Escorial de El Toboso (antes dije alcázar), y fue construido en el siglo XVII. Tiene un museo con interesantes pinturas sagradas e imaginería católica. Una iglesia interior recibe a fieles locales. Nos atendió cordialmente la hermana Sor de María Reina, quien de paso envió un cálido saludo a las monjas trinitarias de Penco.

EL CONVENTO de las Trinitarias.

UNA HERMANA trinitaria, de origen peruano, nos guió por el museo.

                    Cruzando la calle del convento llegamos a la plaza que hemos descrito y de ahí, caminamos un par de minutos por calles intrincadas hasta llegar a la iglesia principal del pueblo. Cuando don Quijote entró de noche con Sancho en El Toboso buscando a Dulcinea, nuestro caballero andante se puso muy contento invadido por la ilusión de conocer a su amada. Sin embargo, Sancho se puso nervioso porque dentro de poco lo descubrirían en su mentira. En la visita previa del escudero, cuando vino solo a dejar una carta del caballero a Dulcinea, no la encontró en todo el pueblo como era de esperar. Al no hallarla la inventó, mintió contándole a don Quijote la sin par belleza de esa mujer. Ahora acompañado de su amo, sabía que lo pillarían en su embuste. Para arreglar las cosas tuvo que desdecirse, negar que era una belleza y que, por el contrario, se trataba de una campesina cualquiera. Ambas imágenes eran mentiras totales. 

                    Caminando en la noche oscura por las calles dieron con un muro alto que no podían definir de qué edificio se trataba. Se dieron cuenta por fin que era la iglesia principal. La muralla cortaba la calle, impedía el paso, ahí don Quijote dijo una frase célebre: «Aquí topamos, Sancho». Para los eruditos del texto, la exégesis es: la poderosa institución de la iglesia nos cierra el paso, no podemos seguir con esta locura.

                    Llegué a la iglesia, como don Quijote y Sancho aunque a plena luz. En el atrio hay una plaza adoquinada con asientos y frente a la entrada, pero más lejos en la zona opuesta, se levanta la composición artística en hierro fundido que representa a don Quijote de hinojos ante su Dulcinea, una mujer humilde con cara de desconcierto. El encuentro pretendidamente amoroso, resulta patético  tal como se narra en la novela. Dicen que todos los turistas –ese día y a esa hora no vi ninguno– se quieren fotografiar junto a la Dulcinea. Por una calle de más abajo, uno se encuentra con el Museo Cervantino. El lugar es interesante por los distintos ejemplares del libro en los idiomas más diversos. Se trata de donaciones de dirigentes políticos mundiales que han visitado El Toboso a lo largo del tiempo, fotografías, pinturas y textos sueltos, todo expuesto al visitante por un euro. Por cierto, harto merchandising

                    Unos pasos más allá está lo que han llamado la Casa de Dulcinea, se la puede recorrer entera. Pero, si la Dulcinea no existió, la inventó Sancho otro personaje de ficción, ¿entonces qué? Pues se trata, según se dice, de una casa de una familia promedio del 1600, con habitaciones amobladas como en esos años, un gran patio interior rodeado de altos muros, un pozo para sacar agua y un gigantesco castaño. La idea sería transmitir que en un lugar como ése Sancho encontró a Dulcinea sentada sobre unos sacos de grano, mientras cernía trigo. Volvemos al libro: tratando de arreglar su mentira Sancho le dijo a don Quijote que el polvo que levantaba este quehacer era tal, que ella tenía la cara negra por la tierra (nada de princesa, como la había pintado antes y como la imaginaba don Quijote). 

                    Las horas han pasado, se acercan las 4 y media de la tarde. Lo mejor es regresar al Bar Rocinante para otro café y comer algo. Además el bar está justo al frente del paradero el bus. En el Bar Rocinante hay mesas compartidas. Hombres beben y conversan a viva voz. Mujeres mayores, silenciosas, fuman cigarrillos en sus mesas sobre las que hay vasos de cerveza. Afuera, por la calle pasan tractores con implementos agrícolas que bajan al campo a trabajos de labranza. La camarera me advierte que el bus está por pasar. Salgo y me doy cuenta que no soy el único, hay más gente, mayormente estudiantes, que también esperan con sus mochilas. Asoma el bus por la cuesta y llega al paradero a la hora en punto. Todos a bordo, es el último servicio de transporte del día con destino a Madrid. El camino atraviesa el extenso campo manchego. 

                    Me voy del pueblo. Adiós Dulcinea del Toboso.

  

PARROQUIANOS matan el ocio en el Bar Rocinante de El Toboso.

LA «CASA DE DULCINEA», abierta al público.

DON QUIJOTE arrodillado ante su amada imaginaria.

«AQUÍ TOPAMOS SANCHO», frente a la iglesia en la noche.

UNA PLAZA de El Toboso, frente al convento de las Trinitarias.

HOMENAJE A CERVANTES en la Plaza de España, Madrid.

NUESTROS HÉROES, don Quijote y Sancho Panza, se retiran extenuados.
Dibujo de Gustavo Doré.

DULCINEA desconcertada.

lunes, mayo 12, 2025

¿PUDO INFLUIR «LA ARAUCANA» EN LA LOCURA DEL QUIJOTE?


 En una de las plaza de Alcalá de Henares, a cien metros de la Universidad local, se levanta un monumento con la imagen de Miguel de Cervantes, autor de la novela maestra de la Humanidad, El Quijote. El homenaje se justifica porque el escritor nació en esa ciudad vecina a Madrid, el 29 de septiembre de 1547.


                    Una idea loca se me cruzó por la cabeza durante mi visita a la localidad universitaria madrileña donde nació hace casi quinientos años Miguel de Cervantes , autor de El Quijote. El protagonista de esa novela, un viejo de apellido Quijano, se trastornó de tanto leer libros mayormente de caballería que tenía en su biblioteca particular. Pues, mi idea loca se refiere a «La Araucana», de nuestro conocido (digo conocido por el monumento a su memoria en la Plaza de Penco) Alonso de Ercilla y Zúñiga. ¿Pero, qué tiene que que ver «La Araucana» con los disparates en los que cayó el hidalgo? Bueno, veamos...  

                    Según la novela de Cervantes, «La Araucana» estaba entre los casi 300 libros de la biblioteca privada del ingenioso hidalgo. Convencidos el cura y el barbero, amigos de don Quijote, que éste había perdido el juicio por creer a pie juntillas lo que decían los nefastos libros de caballería, decidieron quemarlos todos. Pero, antes de lanzarlos a la pira, el cura pidió revisarlos para no cometer una injusticia quemando a justos por pecadores. Fue así que el barbero le mostró tres que tenía en las manos, uno de ellos era «La Araucana».
                    Dijo el cura: «Esos libros son los mejores en verso heroico, guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España».
                    Entonces pensé la mentada idea loca: ¿A pesar de las alabanzas del cura, el libro de Ercilla pudo contribuir a la locura de don Quijote, teniendo en cuenta todo lo que se narra en ese poema, tan increíble como bello de la historia de Chile? Si bien Cervantes culpa a los libros de caballería, ¿por qué motivo metió a «La Araucana» en la biblioteca del descocado hidalgo?, ¿Sólo para rescatarla del fuego? Raro. Aunque todo esto sea ficción, ningún erudito de la lengua castellana ni tampoco algún psiquiatra que se haya pronunciado sobre el origen de la locura del don Quijote ha dicho una palabra sobre ese asunto.

 



sábado, marzo 22, 2025

DOS FOTOS DE LA REFINERÍA «NOS HABLAN Y NOS HACEN PREGUNTAS»

                     Leer una foto no es tan simple, contiene mucha información y también preguntas. Me enfrento a esta imagen, que me dicen es de 1920, de la Refinería de Azúcar de Penco, en uno de sus momentos históricos. Y la primera pregunta es ¿qué hace esa gente ahí afuera?, las mujeres parecen monjas. Las respuestas sólo pueden ser tentativas: seguramente el personal salió a la puerta para la fotografía y las mujeres llevan delantales blancos porque pudo ser una exigencia de la fábrica. Los chales o los velos oscuros pudieron ser para protegerse, quizá la tarde estaba un poco fría. 

                    Interpretemos los números. 

                   1. Ésa es calle Talcahuano cuando existía el tendido ferroviario entre la fábrica y el muelle. Los rieles ingresan a la Refinería haciendo una pequeña curva a la derecha y la calle sigue recta  cerro arriba por el lado de la muralla exterior.

                   2. Es la entrada a la industria ubicada en la esquina de Talcahuano y O'Higgins. Después hubo modificaciones. Se mejoró el portal de trenes y mucho después lo transformaron para camiones, que fue lo último que se conoció antes del cierre de la fábrica.

                   3. La calle O'Higgins, entre la fábrica y la cancha de fútbol. Para entonces no existía el muro perimetral del fortín, porque sólo se ven estacas y, seguramente alambre de púas, que no se divisa en la foto. Es curiosa igualmente la curva en la esquina, porque no se aprecia calzada por Talcahuano, solamente la línea.

                    Los árboles que aparecen por detrás de la instalaciones de la fábrica estaban en el lugar donde después se proyectó y construyó el recinto de viviendas. Los postes de alumbrado público fueron instalados por la Refinería, sin duda, ya que la energía se generaba dentro de la industria por medio de una poderosa termoeléctrica. Por la sombra del poste de la esquina es posible inferir que pudo ser el mes de abril y la hora, cerca de las 3 de la tarde.

                    Esta segunda foto nos permite triangular la información y es posterior a la primera. El ángulo es distinto, fue tomada desde la subida de calle O'Higgins, la obra central de la industria es de ladrillos igual que la imagen anterior. Pero, hay una diferencia, se mejoró el portal del tren. Se construyó un edificio más pretencioso y para darle lugar y realce se recortó un buen segmento de la edificación más básica (de dos aguas) que va por calle O'Higgins. La vereda que se ve ahí es ancha y estupenda. Sin duda que el terremoto de 1939 lo modificó todo.

viernes, marzo 14, 2025

¿EN QUÉ MOMENTO «SE JODIÓ» LA PROSPERIDAD DE PENCO?

A LA IZQUIERDA, una vista de conjunto del fortín CRAV, La Refinería y el Recinto. A LA DERECHA, la crónica de El Mercurio de Valparaíso que resaltaba el pasado progreso de Penco.
 

TEXTO DE ABEL SOTO MEDINA

                    El Mercurio de Valparaíso, años atrás, resaltaba en una crónica la prosperidad que veía para Penco, y poco menos consideraba que era el pueblo envidia del gran Concepción. Hablaba que se disponía de infraestructura turística, pues poseía un gran Hotel (Coddou), lugar al que venía a veranear parte de la élite de la sociedad de las ciudades cercanas, como así mismo de Santiago. La historia nos indica que el Presidente José Manuel Balmaceda, su señora Emilia Toro Herrera y 4 de sus hijos , Pedro, Elisa, Julia y María, fueron huéspedes de tales instalaciones penconas, así como también Galvarino Riveros, marino ilustre que estuvo en el combate de Angamos en la captura del Huáscar. Hay que mencionar también al Almirante Arturo Fernández Vial, quien en los salones del hotel, hizo una gran alocución hacia la mujer chilena, todo ello inserto en la recepción a la oficialidad de la Armada, con motivo de la visita de la Escuadra Nacional a la zona, especialmente a Penco.(*)

                    La nota además destaca, que Penco cuenta con Fábrica de Loza, Fábrica de Refinación de Azúcar, posee Minas de Carbón en Lirquén, Cerro Verde, Cosmito; Molinos de Harina de Trigo, Fábricas de Ladrillos, Tejas, produce Cal de concha, y un progresivo comercio, buenas faenas pesqueras, y extracción de mariscos, todo lo que lleva al progreso. Sumado a ello se tenía la unión con Concepción a través de ferrocarriles y se visualizaba la extensión del FFCC hacia Chillán por el ramal Rucapequén a través de Lirquén, Tomé, Dichato, Coelemu, Ñipas, etc… El progreso se había instalado con visionarios como Federico Schwager quien había iniciado intentos de explotación del carbón en Penco, y gestor del ffcc a Penco-Concepción, Julio Dittborn y Pascual Binimelis, ambos precursores de las vías ferroviarias, la modernización de las ciudades con cualidades llenas de virtudes de desarrollo.

                    Hoy, ya han pasado las décadas y uno se pregunta ¿qué quedó de esas realidades de entonces? Sólo musgos en murallas viejas cómo se puede comprobar en los muros que un día fueron de la Refinería de Azúcar por calle Talcahuano. Y con qué con bríos nuevos tomaron color locero en un giro dramático por 1985. Hoy en esos terrenos encontramos blocks de departamentos. La situación es similar en donde estuvo el glorioso Estadio, Cancha o el Fortín refínero, que muchas alegrías y emociones dio a los equipos de fútbol de la comuna, como Vipla y Minerales de Lirquén, y Fanaloza y Coquimbo Crav. Y su entorno también era signo de deporte, con los gimnasios de boxeo y básquetbol. En la memoria del boxeo citamos a César González, Víctor Montecinos, Cachano Burgos, Peter Johnson, Ulises Durán, Misael Vilugrón. En el balón cesto a los equipos de Carvallo y María del Río, vaya un recuerdo a Titín Figueroa, el Sordo Nova, Carlos Romero, Suárez, Cabrera, EL Chenko Muñoz, Chamaco García, los hermanos Cartes, y de las mujeres, Sonia Zambra, Rosita Cartes, Margarita Riffo, y la gran Amalia Villegas, etc. Eso sólo en parte en lo referido al deporte pencón.

                    De los Molinos de Lirquén y Penco, quedan sólo recuerdos igual que de las Minas de Cerro Verde y Lirquén, como también de Cosmito y Penco, las obras de ladrillos, tejas, cal, fábrica de abonos de hueso, todo en la nube del olvido. Por lo menos el ramal ferroviario a Lirquén está vigente para equipos de carga con destino a los puertos Penco y Lirquén. Reconozcamos que son los sostenedores productivos de fuentes de trabajo hoy, pues bien sabemos que Fanaloza tiene su productividad con un mínimo de trabajadores.

                    ¿Que le pasó a este bullante pueblo? Múltiples serían los argumentos que se pudieran dar, pero en concreto nos quedamos sin fuentes laborales. Y muy lejos del editor de la nota de El Mercurio que hemos citado arriba, ¿será porque no tenemos esos visionarios y emprendedores de entonces?. ¿O que hoy la meta de la juventud está en otro objetivo? No lo sabemos, por lo menos para quien escribe, seguramente es tarea de analistas, sociólogos o antropólogos y entendidos en el desarrollo de las sociedades y el comportamiento del hombre.

                    La Playa y el Mar siguen estando ahí, las plantaciones de pino algo chamuscadas también están. La agricultura que alguna vez fue fuente de trabajo (Granja Cosmito) ahora es sólo una quimera. Visto históricamente parecieran nublarse las vías del progreso fabril que tuvimos, y que todo lo que se presenta o se puede presentar anuncia un futuro nefasto. Toda esta calma es lastimosa y eso mata la esperanza de bienestar para nuestra comunidad que ha visto cómo se cierran fuentes de trabajo formal, sin contar con las consecuencias causadas por terremotos y tsunami... que seguirán ocurriendo.

A.S.M.

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(*)  https://penco-chile.blogspot.com/search?q=PRESIDENTE+BALMACEDA

          https://penco-chile.blogspot.com/search?q=EL+BRINDIS